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UNIVERSIDAD TECNICA FEDERICO SANTA MARIA | 2013

Expertos USM trabajan en modelo matemático para optimizar asignación de fondos regionales

Equipo encabezado por los académicos Dres. Max Agüero y Walter Fraser, del Departamento de Industrias, pretende entregar herramienta de ayuda en la toma de decisiones de las autoridades, interrelacionando variables claves y sopesando costos financieros y sociales en función de objetivos múltiples.

Expertos USM trabajan en modelo matemático para optimizar asignación de fondos regionales
Comunicado de prensa

Expertos USM trabajan en modelo matemático para optimizar asignación de fondos regionales

Con la idea de determinar cuál es la mejor forma de asignar los fondos de inversión, tanto públicos como privados que pueden llegar a las regiones, un equipo de expertos del Departamento de Industrias de la Universidad Santa María está trabajando en la confección de un modelo matemático computacional, que pueda facilitar y orientar la toma de decisiones a nivel gubernamental y empresarial.

Los académicos Max Agüero y Walter Fraser, ambos doctores en Economía, encabezan el grupo, que también está conformado por Gilberto Campaña (MS.c.), profesor del Departamento de Matemática del Plantel; y los estudiantes de Ingeniería Comercial, Gonzalo Marambio y Óscar Alzola.

Según explica Max Agüero, el proyecto toma como base la presencia de recursos naturales en cada región del país. “Estamos preocupados principalmente de ellos, pero también entendemos que no es el único destino de la inversión. Un gobierno regional no solo tiene que preocuparse de explotar sus recursos naturales en forma adecuada y sustentable, sino que también satisfacer otro tipo de demandas, las de tipo social, como la educación, la vivienda y salud, entre otras”, explica.

Tradicionalmente, en iniciativas que requieren fondos se vislumbra la rentabilidad de la inversión como máximo norte. “Pero cuando se pasa de la evaluación privada a la social, aparecen las cosas buenas y malas de la inversión: al hablar de una región, los recursos son de todos, de la región y del país, simultáneamente y, por ende, el beneficio también debe ser para todos. Por otro lado, en el tiempo, los procesos de uso o explotación de los recursos naturales generan bienes y servicios pero también desperdicios e impactos en otros recursos y sectores, el medio ambiente y la sociedad en general. Es donde el asunto se complica, porque ya no existe un solo objetivo respecto a la inversión ni todo lo que se genera mejora el bienestar humano. Algunas inversiones pueden ser rentables desde el punto de vista privado en el presente, pero pueden no serlo a nivel social, ya sea ahora o en el futuro”, afirma.

Por ende, como la toma de decisiones es compleja y debe interrelacionar objetivos múltiples, la idea es ofrecer un modelo cuantitativo que tome debida cuenta de todos estos elementos y permita indicar cuáles son las áreas de recursos naturales más rentables y por ende, dónde debiera ir la inversión, jerarquizando la asignación de fondos e incorporando las restricciones necesarias. “La salud o la educación pueden no ser las áreas más rentables a corto plazo, pero sí o sí se debe invertir en ellas”, ejemplifica.

Costos y oportunidades

El equipo del proyecto concluyó que el algoritmo para encontrar la o las soluciones al problema debiera ser un modelo de optimización sujeto a restricciones, pero con objetivos múltiples. “Esas restricciones pueden ser de diverso tipo: legales, institucionales, culturales, económicas, entre otras”, sostiene Max Agüero. “Y este modelo debería poder aplicarse a una región determinada, con sus características y objetivos específicos para la asignación de fondos, alimentándolo con la información local y obteniendo como resultado un ranking de los sectores más y menos rentables, desde un punto de vista privado y social”.

Gonzalo Marambio añade que el eje de la iniciativa es contrastar los costos y oportunidades que tiene, por ejemplo, los cultivos agrícolas versus el desarrollo del turismo o la minería de pequeña escala. “Tienen distintas connotaciones en su cadena de valor, entonces la idea de ese contraste es ver cuál es la mejor opción de invertir en determinados recursos, sectores o industrias, o bien entre industrias, cruzándolas. Por ejemplo, si hay un paño de tierra que puede utilizarse en la agricultura, y se descubre una veta minera en su interior, se puede evaluar cuál es la más rentable, social y financieramente; quizás la minería puede parecer más rentable, pero tiene más costos sociales, como la eventual contaminación y el hecho de tener mano de obra que no está calificada para la minería, pero sí para la agricultura, que queda cesante, y eso en el corto plazo es muy difícil de revertir”.

El trabajo se basa en una anterior investigación del Dr. Max Agüero para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que entonces se enfocó en los recursos costeros. Mientras se avanza en el modelo computacional, ya se planifica entrevistarse con actores como los consejeros regionales, “para ver qué criterios usan y qué problemas enfrentan para asignar los fondos de inversión. Podríamos hacer mesas redondas con ellos, para conocer de ellos mismos sus necesidades de información y qué tipo de decisiones deben tomar”, comenta el académico.

Lo clave es que “no hay algo como esto: hay, sin duda, muchos modelos de asignación sectorial, pero son muy puntuales o muy generales y por tanto poco prácticos. No hay uno que tome el problema regional como tal, de acuerdo a las condiciones imperantes en la actualidad y circunscrito a una región en particular”, enfatiza.

La idea es que se recojan los impactos cruzados y se tomen decisiones en base a una guía cuantitativa y objetiva. “Este modelo incorpora en el cálculo de los costos, aquellos de naturaleza ambiental, aunque no exista actualmente una ley que obligue necesariamente a internalizarlos. Lo mismo con el tema pesquero y el costo de agotar recursos, algo que también tiene un valor que debe incluirse en el análisis y las decisiones. Queremos enfatizar la idea de que la producción no solo genera bienes, también males en el camino, necesariamente. Todo proceso productivo produce residuos y algunos de ellos no se vuelven a procesar. A esos hay que atribuirles un costo y restárselo a la rentabilidad que supuestamente tienen los proyectos de inversión”.


Fuente: UNIVERSIDAD TECNICA FEDERICO SANTA MARIA / Comunicaciones - 03/12/2013


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