¿Una década ganada?

¿Una década ganada?

Una “decada ganada” no es solo la consigna celebratoria del “kirchnerismo”, es una manera de tensionar ¡cómo hoy se concibe la vida en la Argentina!. Consigna cantada por los partidarios de Cristina Fernández de Kirchner, y a la vez espetada por sus adversarios. ¿Quién paga todo esto?, me decía el taxista que me trasladó desde el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, hasta el cruce de Corrientes con la avenida 9 de Julio ese sábado 25 de Mayo, fecha en la que se conmemora la revolución de 1810 y el primer gobierno patrio trasandino. Ese día fue de fiesta política, la city bonaerense fue tomada por la gente, pudimos constatar tránsito interrumpido, cientos de buses estacionados en la avenida más ancha del mundo, y miles de personas en un trasiego interminable. El subte viajaba atestado de pasajeros, llevando a los kirchneristas a las 3 estaciones de ferrocarril de Retiro, quienes volvían a sus casas de provincia. Viajarían al menos una hora y pico en pesado tren diesel, pero habían asistido a un acto histórico. La “década ganada” la sentían de ellos, eran sujetos de derechos, mientras el citadino de la city dudaba, entre el temor al cambio y la capacidad de conciliar esos derechos con los deberes. La pregunta del taxista al tendero era, ¿quién paga esos bonos?.

Para el que observa desde fuera, tanta bandera albiceleste, tanto canto, tanto baile, no podía menos que hacernos evocar los mejores tiempo de Evita y de Perón, pero Cristina no le hablaba a los descamisados de plaza de Mayo, le habló al pueblo a través de los medios. En Argentina ya no hay descamisados, ahora la tensión pasa por si la camisa se diseña y produce en el país, o si se importa sin más. ¿Sustitución de importaciones, proteccionismo, devaluación?. Era indudable que la conmemoración histórica del 25 de Mayo se tornó en un acto político, ¿pero acaso la historia no es siempre política?. Como nos señala Carlos Fuentes, todo comenzó en el siglo XIX, cuando Argentina y toda América copiaron los modos de consumo europeos, pero no los modos de producción.

Hoy después de 58 años, Argentina vive otra vez un tiempo de cambios, y estos vienen desde abajo como siempre ha sido, porque pese a todo, la asistencialidad de Perón sigue vigente. Este instalará un modo de concebir la construcción, la gestión y la administración de un país, pero no acabó con la desigualdad, los anti kirchneristas afirman que esta ha aumentado, empero eso es lucha política interna, no obstante la inequidad es hoy tan grande como la riqueza del llamado “granero del mundo”. Esa misma mañana, monseñor Agustín Radrizzani, arzobispo de Mercedes-Luján, presidiendo el te deum ecuménico por la patria, dijera: “La Argentina tiene demasiados pobres y excluidos los cuente quien los cuente”. Mientras aquello sea una verdad, no importa quién paga esa fiesta, no importa quién paga los buses, no importa Lanata y el grupo Clarín, no importa la eterna viudez de Cristina, lo que importa es que a los pobres hay que darles dignidad, eso implica, trabajo, educación, hábitos, autodisciplina, en suma derechos y deberes.

Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 05/06/2013