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UTFSM | 2014

Acometizando en 67P

Columna de Pedro Serrano Rodríguez, académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María .

Acometizando en 67P
Comunicado de prensa

Acometizando en 67P

Acometizar, como habrá imaginado el lector, es bajar sobre un cometa, uno de esos restos que circulan por allí desde los inicios de los miles de millones de años del sistema solar, al menos unos 4.600 millones de años. El cometa que ahora nos ocupa se llama 67P/Churyumov–Gerasimenko, que recuerda los nombres de quienes lo descubrieron en 1969. Son el científico Klim Ivánovich Churyúmov, estudiando las fotografías de Svetlana Ivánovna Gerasimenko. Ambos eran científicos ucranianos y soviéticos, donde esta última condición ya no existe. Extinguida la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hoy serían solamente ucranianos.

El cometa da una vuelta muy elíptica a nuestro sol cada 6,57 años terrestres, o sea su año de cometa es de unos 2.398 días terrestres, aunque su propio día es de 12 horas; así que su año propio dura unos 4.796 “días” cometa. El cometa se mueve en relación a la Tierra a unos 40.000 km. por hora.

En agosto de 2014, las sospechas de algunos científicos se hicieron realidad; las mediciones cercanas indicaban que el cometa tenía agua, también presentaba monóxido de carbono CO, dióxido de carbono CO2, metano CH4 y metanol CH3OH, todo sólido a menos de 230° Celsius. Si el lector mal no recuerda, de lo aprendido en la escuela, nosotros mismos y toda la vida del planeta Tierra está compuesta fundamentalmente de carbono e hidrógeno, requiere de agua y oxígeno, lo que significa -ya sin especular- que los compuestos básicos para la vida ya viajaban hace cuatro mil seiscientos millones de años por el espacio. Esto significa dos cosas importantes: la primera es que la Tierra ya los tenía hace 3.500 millones de años o le cayeron de regalo desde el espacio, vía cometas, asteroides y esos granos cósmicos de diversos tamaños que nos golpean de vez en cuando. La segunda, y no menos importante, es que como esa materia viaja por el espacio, pudo caer en más de algún planeta o alguna luna con condiciones para generar materia orgánica. El cometa también tenía amonio, sodio y manganeso.

Ahora las mediciones pueden ser mucho más cercanas. El 12 de noviembre de 2014, a las 13 horas chilenas, una sonda robótica de la ESA, la Agencia Espacial Europea, del tamaño de una lavadora, con unos 100 kilos de equipo, “acometizó” exitosamente en 67P. Va a realizar análisis, tomar fotos, perforar y medir lo que se pueda de lo que éste transporta desde hace millones de años a través del espacio. Para asombro de los científicos, el cometa vibra electromagnéticamente en frecuencias distintas continuas y tiene una “música” propia muy variada, es decir, si hubiese atmósfera el cometa tal vez “sonaría”…

Esta hazaña humana, la de llevar con un cohete, lanzado desde Guayana Francesa, un satélite llamado Rosetta, que viajó más de 10 años por el espacio interplanetario, que logró “pillar” al cometa 67P en su viaje vertiginoso, que además lo orbitó el 6 de agosto de este año… Esto es ya una hazaña enorme: orbitar un cometa chiquito de 6 por 4 kilómetros, pasando a 40.000 km. por hora a unos 500 millones de kilómetros de distancia, no es poca cosa. Y después de eso Rosetta libera una pequeña sonda, llamada Philae, el obelisco donde estaba la piedra de Rosetta, que finalmente recorrió -a 18 cm por segundo- los angustiosos 10 kilómetros que separaban a Rosetta orbitando del cometa y acometizó… Bueno…, acometizó un par de veces, por que a la primera rebotó, ya que fallaron los arpones de anclaje… nada es perfecto.

El viaje tampoco fue fácil, en 10 años pasan muchas cosas y estar pendientes tanto tiempo de los instrumentos para seguir la trayectoria de una pequeña piedra tecnológica humana, lanzada al vacío el 2 de marzo de 2004, es una tarea increíble y tremenda. La Tierra viaja más rápido que Rosetta, lo hace a unos 108.000 kilómetros por hora en una órbita casi circular y pasando “por delante” de Rosetta unas tres veces, así ésta aprovecha la gravedad de nuestro planeta para acelerar y con ello consigue saltar hacia Marte, donde llegó el 2007; allí repite el proceso y aprovecha la gravedad del planeta rojo para acelerar. Un poco complicado de entender para los terrícolas comunes que estamos sobre un suelo quieto, pero que en realidad se mueve a velocidades inverosímiles por el universo.

De pasadita, el 2008 Rosetta se acercó al asteroide 28-67 Stein. Dos años después, en julio de 2010, viajando entre Marte y Júpiter vio a Lutetia, convirtiéndolo en el mayor asteroide fotografiado hasta ahora. Luego ingresó en el largo vacío interplanetario y entró en “hibernación” por cerca de tres años; imagínense a los científicos esperando tres años sin noticias…, el 20 de enero de este año Rosetta “despertó” y envió señales para alegría de los científicos expectantes por 31 meses.

El 6 de agosto, Rosetta orbita al cometa, cosa sumamente difícil dado el tamaño de este y su pequeñísima gravedad, algo también relativo porque el que gira es el cometa. Finalmente, el 12 de noviembre, Rosetta libera a la sonda Philae y ésta acometiza con éxito. Un año o más seguirá la sonda y su nodriza Rosetta en contacto con el cometa en su paso alrededor de sol. Agreguemos que las señales de comando, a la velocidad de la luz, demoran 28 minutos en ir a Rosetta y las respuestas demoran lo mismo en volver; casi una hora para saber qué pasó con cada mando emitido desde la sala de control.

1.620.000 euros le costó a Europa la misión, tiene 20 años de planificación, 10 años de viaje para desarrollar y realizar esta hazaña tecnológica, que va a probar robótica y sistemas de comunicaciones desarrollados hace más de 10 años, desentrañar misterios de la formación del sistema solar y aportar a conocer los orígenes de la vida e incluso prepararnos para viajar al espacio más remoto

Según el Instituto Internacional para la Investigación de la Paz de Estocolmo, el gasto mundial en armas es de 1.440.000.000 de euros al año (2012). 1000 veces la misión de Rosetta. La armas se construyen para romperlas y romper de paso a seres vivos.

Digamos que hay ciencia y tecnología para el bien y para el mal, pero la ciencia para el bien suele ser miles de veces más barata.


Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 18/11/2014


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