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UTFSM | 2013

Sepa cuál es la enfermedad laboral más común en profesores

Claudio Acuña, Director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María, explica cuál es la enfermedad más común en profesores y además entrega tips para prevenirla.

Sepa cuál es la enfermedad laboral más común en profesores
Comunicado de prensa

Sepa cuál es la enfermedad laboral más común en profesores

Trabajar diariamente con alumnos, ya sean niños, jóvenes o adultos, conlleva, con el paso del tiempo, enfermedades laborales en los profesores, las cuales muchas veces pueden ser prevenidas. Al respecto, Claudio Acuña, Director del Departamento de Construcción y Prevención de Riesgos de la Sede Viña del Mar de la Universidad Santa María explica cuáles son las enfermedades más comunes en docentes.

“Las neurosis laborales, depresiones y las disfunciones músculo esqueléticas son las enfermedades profesionales más frecuentes entre las docentes, sólo antecedidas por los problemas a la voz”, detalla el profesor de Prevención de Riesgos de la Sede Viñamarina.

Cada vez que los profesores sobreexigen sus voces dentro de las salas de clases, se exponen a sufrir disfonía, la cual es una de las enfermedades más comunes dentro de este grupo de personas.

“Las disfonías pueden ser funcionales u orgánicas. Las funcionales están causadas por un abuso vocal (sobreesfuerzo), por una mala técnica vocal, o por ambas causas, en tanto que las orgánicas corresponden a la alteración de la voz producida por una lesión anatómica en los órganos de la fonación, como las laringitis”, dice el experto.

El docente agrega que “generalmente los profesores no cuentan con un entrenamiento específico para el uso profesional de la voz. Esto les juega en contra, ya que no pueden detectar a tiempo un problema y consultar precozmente. El trabajar en salas de clases con inadecuada acústica y con un intenso ruido en el exterior, tarde o temprano afecta la salud de las profesoras, quienes sufren de daños a las cuerdas vocales tres veces más que los varones debido a que tienen una laringe más pequeña. Esto lleva a que puedan padecer de nódulos vocales, reflujo gastro-esofágico, entre otros”.

“Las recomendaciones para evitar este tipo de patologías son simples, pero efectivas: evitar hacer esfuerzos al hablar si se está resfriado, tratar cualquier problema, de reflujo o acidez, controlar la tensión y no fumar”, manifiesta Claudio Acuña, quien además agrega que “en las universidades debiera existir una asignatura o cátedra obligatoria donde se entreguen técnicas básicas para manejar la voz y así prevenir dificultades a futuro en el caso de los docentes. También habría que mejorar las condiciones de trabajo como tener aulas acondicionadas acústicamente y usar amplificadores”, añade el especialista.

Consejos para una voz saludable

Es importante mantener una buena salud en general, lo cual contribuirá a tener una voz saludable, libre de enfermedades.

Al respecto el profesor Claudio Acuña aconseja “proveer el descanso de las cuerdas vocales, para reducir su uso innecesario y forzado. Si se enferma, se debe evitar “hablar sobre la laringitis”. Para ello se debe ver al médico y no usar la voz; comer una dieta balanceada, incluyendo vegetales, frutas y granos enteros; mantener una buena hidratación, tomando dos litros de agua al día; ingerir en forma mesurada bebidas cafeinadas y alcohólicas que reducen la lubricación de las cuerdas vocales; evitar fumar, así como climas interiores artificiales, secos y la respiración de aire contaminado; limitar el uso de la voz en restaurantes o fiestas ruidosas; evitar aclarar la garganta o toser con fuerza o con sonido; dejar de gritar ni gritar de una sala a otra. Al hablar, utilizar el timbre de voz que se usa al decir, “¿Umm-hmm?””, manifiesta el docente.

También existen algunas técnicas que evitarán que la voz se sobreexija. Al respecto, el profesor dice que “si se necesita llamar la atención a alguien, usar sonidos no vocales, tales como aplaudir, campanas, chiflar; usar amplificadores donde sea necesario si es posible; disminuir el uso de la voz en lugares ruidosos, tales como en los automóviles, aviones o talleres que operen con máquinas y acercarse más hacia la persona con quien se está hablando; mirar cara a cara hacia la persona a la cual se dirige, hablar con frases en lugar de párrafos, usar una buena modulación al hablar, y reducir la demanda de la voz, ¡No hable todo y sólo usted!”, finaliza el docente.


Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 25/06/2013


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