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DIRECCIóN GENERAL DE COMUNICACIONES | 2013

Sansano participa en Colombia de programa para la construcción de viviendas sociales

Se trata de Carlo Alarcón, arquitecto de la USM, que fue seleccionado por la Fundación América Solidaria para integrar un voluntariado en el país cafetero.

Sansano participa en Colombia de programa para la construcción de viviendas sociales
Comunicado de prensa

Sansano participa en Colombia de programa para la construcción de viviendas sociales

"Vive tu Barrio, plan participativo de mejoramiento público barrial" es el programa que tiene por estos días a Carlo Alarcón, arquitecto de la Universidad Técnica Federico Santa María, abocado a la construcción de viviendas sociales; iniciativa que desarrolla en la ciudad de Cartago, Colombia, gracias al programa América Solidaria y que cuenta con la colaboración de los mismos vecinos del sector.

Según comenta, la necesidad de realizar un voluntariado surge al momento de buscar trabajo, sin embargo la oferta laboral con sentido social y a la que se había vinculado durante todo su educación universitaria era bastante reducida, hasta que llega la posibilidad de realizar un voluntariado en Colombia. “Fue algo casual, pues quienes optamos por este camino, pensábamos en el trabajo que se realizó en Haití luego del terremoto de 2010, pero en mi caso se necesitaba un profesional con mis características en la ciudad de Cartago, en Colombia”.

América Solidaria, fundación presidida por Benito Baranda y de gran impacto en toda Latinoamérica, posee en cada país socios territoriales en donde los voluntarios realizan su trabajo, designando a Alarcón a trabajar en una corporación a cargo de la diócesis de la ciudad. “Acá existen problemas como desbordes de ríos y canalización de aguas, lo que afecta a muchas familias, destruyendo sus viviendas. Por ello, la Corporación Diocesana comenzó en 1973 a desarrollar proyectos de vivienda social utilizando la mano de obra de los mismos vecinos”.

Esta práctica, agrega el arquitecto de la USM, resultó sumamente efectiva en cuanto a construir un tejido social y el sentido de comunidad en los barrios, no obstante, no era eficiente en cuanto a tiempos y costos a largo plazo, por lo que hoy la corporación ha tomado un rol similar al de una constructora. “Mi labor en este momento es desarrollar un proyecto que retome esas prácticas participativas y ayude a construir una comunidad por medio del espacio, pero esta vez estratégicamente enfocado en lo público: plazas, calles y espacios deportivos, entre otros.

Otra realidad

Los habitantes de Cartago se caracterizan por su resiliencia y amabilidad, contraste que describe muy bien la realidad colombiana, más aún, cuando esta ciudad se ha visto sumamente afectada por el tráfico de drogas, siendo escenario de uno de los tres carteles más importantes del país, el denominado “Cartel del Valle”. “Pese a la realidad local y a las historias que se cuentan, personalmente no percibo a esta ciudad como un lugar peligroso. Si bien hay que tomar ciertas medidas de seguridad, estas no son muy distintas a las que un extranjero tomaría paseando por Valparaíso o Viña del Mar”.

“Lo más difícil ha sido lidiar con las expectativas. En Colombia no está tan desarrollada la cultura del voluntariado como en Chile. A las personas les cuesta entender que alguien deje su país para realizar un trabajo social no remunerado, como lo sería un trabajo fuera de una ONG”, cuenta añadiendo también que “que muchas veces las organizaciones con las que se trabaja no entienden que rol debe cumplir un voluntario y tratan de satisfacer necesidades personales alejando la labor real que es la de generar mejoras capaces de ser sostenibles más allá del periodo que está un voluntario”.

A modo de balance, Alarcón señala que “es una experiencia muy enriquecedora, es un encuentro con las debilidades y con las fortalezas personales. Creo también que como arquitectos aún no entendemos muy bien cómo podemos insertarnos en el mundo de la cooperación y las ONGs. Aún luchamos con el estigma del profesional que tiene como labor diseñar segundas viviendas para la gente más adinerada -caricaturizando un poco- y no hemos mostrado como podemos aportar en sectores de la sociedad donde existen más necesidades”.

“Creo en el espacio y en la arquitectura como una herramienta para generar bienestar y cambios positivos en las comunidades, me gusta pensar en el espacio como una herramienta capaz de reunir a las personas, y a la arquitectura como la que dignifica el quehacer de hombre y tantos otros slogans. Donde veo que aún falta camino por recorrer es en difundir estas ideas que si bien parecen muy románticas, pueden encontrar espacio en la realidad actual”, sostiene.


Fuente: DIRECCIóN GENERAL DE COMUNICACIONES / Universidad Santa María - 09/08/2013


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