recetas
UTFSM | 2012

Experto USM explica qué es el bombardeo de nubes

Dr. Francisco Cereceda, Director del Centro de Tecnologías Ambientales, detalla en qué consiste –químicamente– el proceso de generación de lluvia artificial, con el cual el Ministerio de Agricultura busca mitigar el déficit pluviométrico.

Experto USM explica qué es el bombardeo de nubes
Comunicado de prensa

Experto USM explica qué es el bombardeo de nubes

Una de las alternativas que ha planteado el Ministerio de Agricultura para enfrentar el déficit hídrico es el llamado “bombardeo de nubes”, fundamentalmente en las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso, que se han visto afectadas por la falta de agua.

De hecho, ya fueron instalados en la región de Valparaíso cinco de los 27 equipos generadores terrestres para estimulación artificial de precipitaciones que se emplazarán en la zona. Doce estarían ubicados en la provincia de Petorca, 10 en Aconcagua y 5 en San Antonio, en virtud de las graves pérdidas que ha ocasionado la sequía, estimadas en unos 300 millones de dólares, solo en el

sector privado.

La técnica más utilizada para el “sembrado de nubes” consiste en incorporar dentro de la nube algún compuesto higroscópico como yoduro de plata (IAg), esperando que genere un efecto que aumente entre un 10 y un 20% el nivel de precipitaciones.

El Dr. Francisco Cereceda, Director del Centro de Tecnologías Ambientales de la Universidad Técnica Federico Santa María, explica que “para que llueva debe haber material particulado en el aire, pues si éste es inexistente, por más que haya humedad no se producirá la condensación necesaria para precipitar”. Aclara que “las partículas actúan como núcleos de condensación del vapor de agua, donde estas partículas atmosféricas deben ser higroscópicas para que se produzca la lluvia, o sea, deben ser capaces de absorber agua. El proceso de formación de la lluvia continua, en la medida que comienza el fenómeno de coalescencia, en el cual estas partículas se atraen entre si y comienzan a aumentar de tamaño por coagulación,

formando una gota más grande, hasta que llega un momento en que precipitan por sedimentación, atraídas por la fuerza de gravedad”.

Efectos

Sobre los efectos que esta lluvia “artificial” pueda provocar sobre el medio ambiente, el Dr. Cereceda explica que “la plata es un metal pesado. Obviamente dependiendo de cual sea su solubilidad en el “aglomerado gota-partícula”, es cómo finalmente llegará a través de esta gota de agua de lluvia artificial al suelo, provocando o no contaminación”.

Advierte que “el exceso de cualquier metal, puede llegar a ser tóxico, en concentraciones elevadas. Entonces va a depender del nivel de concentración que exista en el agua de lluvia artificial para que determine si efectivamente va a ser tóxica o no, en otro compartimento ambiental receptor, como el suelo”.

El también académico del Departamento de Química de la USM, en todo caso, no cree que haya mayores problemas para el ambiente, aunque todo depende

si se han hecho los estudios de suelo correspondientes antes de “bombardear las nubes”. Según explica, “normalmente el suelo tiene un componente de humus (o capa vegetal), que tiene compuestos llamados ácidos húmicos y fúlvicos. Esos ácidos son macromoléculas que tienen una capacidad muy importante de fijar metales pesados, mediante un mecanismo de quelación o complejación, capturando metales pesados, fijándolos en su estructura y por tanto, no quedan biodisponibles. Si esa es la condición, entonces los vegetales no los pueden absorber a través de las raíces, y por tanto, no hay daño (intoxicación). Si hay un cambio en el pH de la solución del suelo, producto, por ejemplo, de una lluvia ácida o de un riego con agua con un pH ácido, estos ácidos fúlvicos y húmicos son capaces de liberar esos metales”.

“Entonces, un suelo rico en humus permitirá que los metales pesados queden retenidos. En suelos pobres en materia orgánica, es muy probable que este metal sea lixiviado, es decir, que no

quede retenido en el suelo, sino que pase a horizontes más profundos. Aunque otro filtro adicional que tiene el suelo para retener metales, es su cantidad de arcillas, porque éstas tienen carga negativa, mientras que los cationes (como la plata) tienen carga positiva, por lo tanto, se va a fijar por diferencia de carga electrostática”, añade.

“Ahora, si el suelo no contiene arcilla suficiente, ni tiene una buena cantidad de materia orgánica, entonces los metales serán capaces de llegar a las napas freáticas. Por ello, es muy importante conocer las características del suelo para verificar esta posibilidad. Sin conocer en detalles la localización exacta del bombardeo de nubes, mi impresión es que en las zonas agrícolas de la V Región debería haber una cantidad suficiente de humus como para que efectivamente queden retenidos los metales pesados. Sin embargo, en suelos estériles o semidesérticos es muy factible que los metales lleguen a las napas freáticas, salvo que tengan un alto contenido

de arcillas”, finaliza el Dr. Francisco Cereceda.


Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 11/07/2012


Este sitio usa imágenes de Depositphotos