Rodrigo Mora analiza las variables que se mueven alrededor de este proyecto, que ha tenido alta repercusión en las redes sociales, poniendo en tela de juicio la Ley de Monumentos Nacionales y la escasa conexión entre las edificaciones de este tipo y su entorno.
Los comentarios en contra y las fotografías en tono de burla han proliferado estos últimos días en las redes sociales. Y el blanco ha sido el mall que se está construyendo en Castro, la capital de la isla de Chiloé, proyecto que para muchos está desfigurando completamente el paisaje patrimonial del sector.
El Dr. Rodrigo Mora, profesor del Departamento de Arquitectura de la Universidad Santa María, explica que la discusión que se está generando “tiene que ver con la imagen urbana. Se discute cuán disruptiva es esta inmensa mole frente a un monumento histórico, protegido por la Ley de
Monumentos Nacionales, como lo es la iglesia de Castro. El gran problema es que actualmente la ley protege al edificio en sí, no al conjunto que lo rodea. La iglesia en lo alto de la colina le da identidad al sistema, servía de punto de referencia para quienes llegaban por vía marítima; al destruir eso, se destruye la esencia misma de la iglesia”.
Es por esto que, a su juicio, “hay un vacío legal que hace difícil preocuparse de cómo interactúa el monumento con el espacio que lo alberga. Ni siquiera se preocupa de su funcionamiento, sino de su fachada, porque esta no tiene sentido si el edificio se cae”.
Los otros impactos
Para el académico, esta discusión está dejando de lado otros elementos esenciales: las repercusiones en el funcionamiento de la ciudad. “Cuán saturadas van a estar las calles desde las cuales se entra o sale al mall, que es el tema importante que ha desatado toda la polémica respecto a Costanera Center, en Santiago”, ejemplifica. “No estoy al tanto de ese impacto, se
supone que para eso existe una normativa y debería estar resuelto a partir de las obras de mitigación si todo fue hecho en regla”.
Un casco histórico acotado como el de Castro, sin embargo, podría verse afectado seriamente desde el punto de vista comercial. “Al ser también punto de reunión de todas las localidades aledañas, estos malls son en general devastadores para el comercio y la vitalidad de los centros”, afirma. Y pone como ejemplo lo ocurrido en Viña del Mar: “La ciudad tenía un casco histórico bastante pujante hasta hace unos 15 años; la calle Valparaíso era una avenida de paseo y hoy en día es básicamente una calle de farmacias y tiendas ‘de todo a mil’. No es una calle próspera, sino de segundo orden. Todo el comercio lo absorbió el mall”.
Por todo esto, según el experto el tema de la opinión ciudadana debe ser tratado con extremo cuidado. “Creo que la gente no necesariamente está consciente de las repercusiones que proyectos como este pueden tener”, subraya. “Tener un centro
comercial es símbolo de modernidad, no tiene nada de malo. El problema es por qué tiene que ser ese mall, con esa altura y en ese lugar específico. Perfectamente se podría haber hecho algo más consciente con el entorno”.
Fuente: UNIVERSIDAD TECNICA FEDERICO SANTA MARIA / Comunicaciones - 02/03/2012
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