Puchuncav�, �y las casas?
Columna de Pedro Serrano R., acad�mico del Departamento de Arquitectura de la Universidad T�cnica Federico Santa Mar�a.
Columna de Pedro Serrano R., acad�mico del Departamento de Arquitectura de la Universidad T�cnica Federico Santa Mar�a.
Cuando estalla el asunto de contaminaci�n por gases de la escuelita La Greda, estalla porque ya era demasiado, porque no era la primera vez, y no fue la �ltima. Qued� claro que el asunto era m�s profundo que los eufem�sticos �episodios�. Era f�sicamente m�s profundo, estaba en el suelo, el polvo y bajo el suelo. Tantos a�os de contaminaci�n no iban a estar s�lo en el aire. La contaminaci�n estaba arraigada al suelo donde por a�os jugaban los ni�os, estaba en el polvo de las salas, era inherente y acumulada por a�os en el lugar.
Un documento del 7 de octubre pasado, revelado por El Mostrador a fines de diciembre, indica que 14 escuelas de Puchuncav� tienen en su suelo plomo, que tambi�n hay presencia de cadmio, cobre, cromo, n�quel, ars�nico y zinc; metales pesados, nada de llevaderos para
la salud, que el cuerpo no metaboliza y suele acumular por dosis durante la vida, sobre todo por razones de crecimiento y actividad, durante la infancia. El c�ncer se desarrolla por dosis diarias durante la vida y es dif�cil al final, asegurar que trazas de tal o cual metal pesado, salido de tal o cual chimenea, son las culpables de la enfermedad. Este es adem�s el argumento t�cnico-siniestro m�s usado de la defensa empresarial.
Sin embargo, el tema de esta columna es otro, o una extensi�n del mismo: la poblaci�n de esas localidades, padres, madres abuelos y t�os, vive en el mismo suelo que las escuelas, las polvaredas son las mismas y el polvo acumulado en entretechos, estantes y anaqueles y huertos es exactamente el mismo. Los habitantes mayores han corrido, corren y correr�n los mismos riesgos de respirar metales pasados que sus hijos en las escuelas. El polvo est� tambi�n en las hortalizas, la fruta, las gallinas, las vacas y en todo lo que respiran y comen los animales dom�sticos. Los conejos
salvajes con h�gado verde malaquita son viejos conocidos de las localidades.
No hay que olvidar y tampoco evitar mencionar que el mismo riesgo que corren los desafortunados ni�os de las escuelas, lo corren absolutamente todos los habitantes humanos del territorio, sobre todo aquellos que llevan en el lugar toda su vida.
Descontaminar las miles de hect�reas de suelo, sobre todo a las profundidades necesarias, resulta una tarea tit�nica casi inabarcable. Sin alterar adem�s la habitabilidad del territorio, habr�a que evacuar. Como dije en columnas anteriores la maldad industrial ya est� hecha. El territorio ha generado miles de millones de d�lares para bolsillos que no viven precisamente all�. Grupos empresariales nacionales y extranjeros que saben perfectamente lo que hacen y han estado haciendo y que adem�s, saben que no hay plan de descontaminaci�n real posible ni l�grimas de cocodrilo que sean t�cnicamente posibles de creer.
Evacuar ahora las industrias no llevar� a nada, el territorio
entero est� ya sacrificado. Llevar las industrias otro lado es trasladar la desgracia a otros territorios. Solo se las puede apretar para que sean m�s limpias y paguen las vidas ya tomadas, los destrozos y el valor f�sico y emocional del territorio�Si las industrias dejasen de contaminar ahora, el territorio ya est� hace rato perdido.
Lo de las 14 escuelas no pas� precisamente la semana pasada. Evacuar a la poblaci�n es doloroso, nadie quiere dejar su terru�o, pero sanitariamente imperioso, es demasiada responsabilidad no hacerlo, sabiendo de antemano las condiciones de todo el territorio. Los municipios saben, Ministerio de Salud sabe, el Parlamento de la Rep�blica sabe.
Los supuestos planes de descontaminaci�n de las miles de hect�reas contaminadas, son una mala broma, para una soluci�n intermedia medi�tica y llena de eufemismos y mentiras. Todo lo anterior parece exagerado y de muy mala leche, pero la ciencia indica hace rato, que es irremediablemente as�.
Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 27/12/2011
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