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UTFSM | 2014

Parque Valparaíso - Santa María: Un escudo protector sustentable para la ciudad

Columna de Pedro Serrano R., Académico del Departamento de Arquitectura de la Universidad Técnica Federico Santa María.

Parque Valparaíso - Santa María: Un escudo protector sustentable para la ciudad
Comunicado de prensa

Parque Valparaíso - Santa María: Un escudo protector sustentable para la ciudad

El incendio trágico y enorme, que sumió a los cerros de Valparaíso en la mayor catástrofe de su historia, tuvo un origen claro y preciso, independiente de donde salió la chispa inicial, el viento presente y la sequedad, el fuego partió en el gran dragón forestal, que representan las plantaciones de eucaliptus que están en la espalda de Valparaíso, dragón que entierra también sus garras en las quebradas y lomas de las alturas, llegando hasta pocas cuadras del congreso de la República con el fundo El Pajonal.

Como ya se ha dicho, al eucaliptus el fuego no le es ajeno, incluso mejora su ciclo de vida, la hojas con gran cantidad de carga combustible gasifican con el calor y estallan en llamas, el eucaliptus no muere ni mucho menos y al año siguiente vuelve a brotar con más fuerza. El eucaliptus es originario de Australia, donde acostumbra a incendiarse, compite con mucho éxito en la absorción de agua del lugar, sus hojas cubren, acidulan el suelo y ambas cosas, eliminan a la vegetación nativa posible. Para el ámbito privado es un buen negocio, se cuida casi solo, crece muy rápido y eficientemente. Para una ciudad como Valparaíso el eucaliptus es un peligro evidente, que solo espera un descuido, un viento y una chispa para repetir por enésima vez la tragedia.

Tener una masa combustible de estas características en lo alto de la ciudad ha sido por años y es aun, un descuido chileno imperdonable. La ley faculta al dueño del suelo a sembrar lo que quiera y la ciudad no puede hacer nada al respecto.

Está claro también que el mercado no va a proteger las espaldas de Valparaíso. ¿cual es entonces la solución?. Existe un camino posible, que está habilitado por la UNESCO y también debiera ser apoyado por el Estado de Chile, por que si tiene leyes para ello.

Lo que existe hoy es una declaración de Reserva de la Biósfera de la UNESCO que abarca desde el Parque Nacional La Campana, pasa por la Reserva Nacional Lago Peñuelas y fue ampliada hasta el mar, en los territorios donados a la Junta de beneficencia de la ciudad de Valparaíso, en 1915, por don Federico Santa María Carrera. Vale decir, se trata de una Reserva de la Biósfera que pasa justo por las espaldas de Valparaíso y que incluye ya dos áreas protegidas por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE). La ley de Bosques viene desde 1925 y en 1926 se crea el primer parque nacional.

Además una Reserva de la Biósfera es un área de conservación planetaria que contempla parques protegidos, zonas de amortiguación, áreas pobladas y actividades ambientalmente sustentables en su interior.

Aquí está entonces la clave: Solo falta que el área de bosque nativo costero, que por suerte aun existe en la zona tras Valparaíso, se convierta en Parque o Reserva, llegando hasta el mar en el ya existente Santuario de la Naturaleza Federico Santa María Carrera. De esta manera, Chile cumple con el protocolo de la Reserva de la Biósfera, se salva el remanente de bosque y vegetación nativa costera, con una biodiversidad importante, que a duras penas hoy subsiste rodeado de eucaliptus, y en el lugar por ley, se terminan los eucaliptus.

Con esto Valparaíso se protege, eliminando al dragón forestal y gana un gran territorio ambientalmente amparado, habilitado, cuidado y protegido por ley, en cuyas zonas de amortiguación existan actividades ciudadanas o privadas ambientalmente sustentables.

La solución parece ideal y positiva, pero no es tan fácil: se necesita una ley del Estado que cree el parque, recursos financieros y humanos para que CONAF pueda administrar y operar un plan ciudadano para habilitar sustentable y adecuadamente las zonas de amortiguación. Todo esto es altamente político, requiere de participación ciudadana y proactividad de las autoridades locales, Intendencia, gobernación, alcaldías, apoyos en el congreso, apoyos de gobierno, más estudios e informes.

De paso, las universidades del Consejo de Rectores de Valparaíso, CRUV, administran mediante su Fundación Interuniversitaria, un sector del terreno donado por don Federico Santa María Carrera al final costero de la Reserva de la Biosfera y están sumamente interesadas, como entidades de interés publico tradicionales, en aportar con todo su potencial académico, sus capacidades de investigación y su enorme capital humano a levantar una propuesta sustentable dentro del gran parque aquí propuesto.

Valparaíso tiene una solución sustentable para cuidar sus espaldas, y como siempre, resolver esto es un asunto altamente político a contrapelo de las leyes del mercado.


Fuente: UTFSM / Comunicaciones - 20/05/2014


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