Luis Da Silva, del Departamento de Ingeniería Mecánica, lleva 20 años estudiando el fenómeno y explica por qué la capa de ozono ha disminuido tanto en nuestro país.
Los gráficos que la NASA ha obtenido a nivel satelital son categóricos: Chile a nivel mundial tiene una de las mayores disminuciones de la capa de ozono, con lo cual los altos índices de radiación UV de este verano empiezan a tomar un cariz bastante riesgoso.
Para el investigador Luis Da Silva, del Departamento de Ingeniería Mecánica, la situación es tan preocupante como en años anteriores, con índices de radiación que según la Dirección Meteorológica sobrepasan a veces el nivel 10, que “ya es dañino para cualquier tipo de piel. Por eso creo que hay que continuar con las campañas de prevención para la población, pues tendría que haber una cultura de
protección contra la radiación ultravioleta, que trae serios daños a la piel, al sistema inmunológico, al sentido de la vista”, afirma. “El punto es que los daños se ven a largo plazo, salvo que uno vaya a la playa y sufra quemaduras al exponerse, el único efecto inmediato”.
Apunta que el principal foco de atención mundial sobre Chile es el agujero en la capa de ozono que se sitúa sobre la Antártica, el cual “a veces pasa sobre Punta Arenas y ha llegado en algunas oportunidades hasta Puerto Montt. De hecho, en el sur se observa una mayor radiación y eso afecta principalmente a la población que tiene una tez blanca y lo está pasando bastante mal con todo esto”, ejemplifica.
Causas del fenómeno
Según la NASA, Chile tiene un promedio de 260 Unidades Dobson (UD) en ozono, cuando lo normal debería ser 300 UD.
“El cambio climático es el nuevo enemigo en este sentido, porque las mayores temperaturas provocan un aumento de la evaporación del mar y por las condiciones topográficas y los
vientos, ese vapor de agua sube al encontrarse con la cordillera, como en una especie de chimenea”, explica. “Eso antes era impensado, porque el vapor de agua sólo estaba presente casi al nivel del suelo, hoy llega hasta la estratosfera y al combinarse con el ozono, lo consume”.
A esto se suma la presencia de los clorofluorocarbonos, que se comprobó eran los principales destructores de la capa. Utilizados en la refrigeración, los países desarrollados comprobaron hace años que eran los responsables del agujero en la Antártica, por lo cual firmaron diversos tratados internacionales prohibiendo su uso. No obstante, los mayores productores de la actualidad, como China e India, no acatan estos acuerdos y siguen enviando las tóxicas sustancias a la atmósfera.
“Son los típicos problemas de desarrollo, porque aunque hay gente que se está dando cuenta y creando movimientos de preservación, este no es un problema de los grupos verdes, los rojos o los amarillos: nos afecta a todos y es también un problema
de educación, que a nivel general se está atrasado respecto a este tema. Los procesos sociales e industriales son muy lentos y difíciles de alterar”, manifiesta.
Fuente: DIRECCIóN GENERAL DE COMUNICACIONES / Universidad Santa María - 27/12/2011
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