Académicos USM: todo acerca de terremotos y tsunamis
Cuatro expertos del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Técnica Federico Santa María analizan distintos aspectos del fenómeno natural que mantiene en alerta a la población.
Cuatro expertos del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Técnica Federico Santa María analizan distintos aspectos del fenómeno natural que mantiene en alerta a la población.
Todavía con el recuerdo latente de lo ocurrido el fatídico 27 de febrero, la población se mantiene alerta frente a las réplicas y muy especialmente ante cualquier posibilidad de que el mar arrase con todo a su paso, como consecuencia de un fuerte movimiento telúrico. Pero, ¿cómo saber si hay que arrancar? ¿están preparados los edificios para enfrentar este tipo de fenómenos?
Cuatro académicos del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Técnica Federico Santa María, que han recorrido el país haciendo catastro de los daños que ocasionó el terremoto, entregan algunas impresiones al respecto.
Lo primero que explica el Dr. Patricio Catalán es que para
que se produzca un tsunami siempre debe haber antes un terremoto con ciertas características: “una regla aparente es que si el temblor es muy fuerte y dura más de lo normal (30 segundos), es posible que sea un evento que genere un tsunami. Del mismo modo, si el temblor es de larga duración, aunque no tan fuerte, puede ser indicativo de un terremoto más alejado que sí sea fuerte y también es recomendable evacuar las zonas bajas. En resumen, magnitud y duración debieran ser dos palabras claves para una respuesta inmediata, y aunque es un tema en desarrollo, de momento parece ser mejor prevenir que curar”.
En cuanto a las construcciones, Gilberto Leiva, director del Departamento de Obras Civiles, asegura que “las estructuras tienen fundación y cuando se ven sometidas al flujo de agua, sufre lo que se llama socavación, que es un fenómeno de remoción del suelo y obviamente los edificios no están diseñados para resistir este tipo de problemas. Entonces, el edifico eventualmente podría, no por fallas de la
estructura sino por el suelo que desaparece, perder todas sus características frente a la llegada de un tsunami”.
Mucho se especuló que los edificios ubicados en el sector de las dunas (en la ruta a Concón) colapsarían luego de un sismo de esta envergadura. Sin embargo, el especialista en mecánica de suelos Miguel Petersen se encarga de aclarar que “los edificios costeros (Cochoa o Av. Borgoño) están fundados en roca y por lo tanto casi no se mueven. Es más, si la duna los llega tocar por atrás, ellos mismos actuarían como muro de contención. Éstos están en roca porque necesitan grandes subterráneos para albergar estacionamientos (sin los que no serían comercialmente rentables), lo que ha llevado a que aquellos que están en la parte alta de Concón (sector Bosques de Montemar) tengan seis pisos hundidos en la duna, equivalentes a 16 o 17 metros. Es decir, están tan bien empotrados que es casi imposible que colapsen. Incluso, son la mejor defensa contra un tsunami, pues los cimientos nunca se verían
afectados”.
Durante los últimos días han surgido rumores y especulaciones en torno a la fabricación de viviendas que resistan un tsunami. En este escenario, el profesor Carlos Aguirre aclaró que “el diseño para contener grandes olas no está incorporado en la construcción de casas y edificios. En Chile me ha tocado ver sólo proyectos marítimos de este tipo, como muelles y cosas por el estilo. Además, si uno quisiera diseñar un proyecto habitacional contra una gran ola sería extremadamente costoso, y no tenemos normativa al respecto”.
Fuente: UNIVERSIDAD SANTA MARíA / Dirección General de Comunicaciones - 17/03/2010
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