Académicos de la USM analizan la asistencia a países pobres
Canalizar la ayuda hacia el consumo y destacar los beneficios positivos que reporta la asistencia externa en la inversión y el crecimiento son las principales conclusiones del artículo “Ayuda externa, oferta de trabajo flexible y crecimiento óptimo”, elaborado por los académicos del Departamento de Industrias de la Universidad Santa María, Raúl Fuentes, Javier Scavia y Aldo Araneda, y que busca contribuir a la determinación de los reales efectos que puede alcanzar la dicha ayuda -monetaria y no monetaria- sobre países pobres.
Este trabajo, que será presentado en la próxima Conferencia
Anual de la Sociedad de Economía de Chile (SECHI), introduce un modelo óptimo de crecimiento económico y que en este caso considera dos variantes: consumo e inversión, además de una estructura de preferencias para la “población” receptora de dicha ayuda. Esto último, incluye trabajo-ocio más la ayuda en sí misma, un supuesto que intenta capturar el hecho que la gente que habita en estos países le gustaría recibir este tipo de asistencia.
De esta manera, agrega el profesor Raúl Fuentes, este modelo propone una metodología multisectorial para estudiar la asignación de la ayuda externa -y de otros recursos internos de la economía- con el desafío de maximizar la riqueza social de los habitantes de los países receptores. “En concreto, los resultados del modelo sugieren que la asistencia externa debe ser destinada mayoritariamente a la producción de bienes de consumo más que a la inversión. Además, predice que si se espera obtener algún rol productivo de la ayuda, sería óptimo que dicha ayuda fuera
primeramente canalizada por alguna vía a las familias antes de ser puesta en la producción misma”, precisa.
Asimismo, el académico explica que “sería como usar parte de la ayuda en preparar a las personas en el uso de algunos equipos y tecnologías, y en construir infraestructura básica para así ir generando lo que se denomina la capacidad productiva de los países. Esto es particularmente interesante porque el artículo predice que la ayuda tendría un efecto positivo sobre la tasa de crecimiento de la inversión, tanto en el corto como en el largo plazo, lo cual ha sido observado sólo en algunos países”, aclara el experto.
Sin embargo, para esto último, advierte Fuentes “se requieren condiciones especiales. Primero, eliminar cualquier elemento político que pueda intervenir en el proceso de distribución de la ayuda al interior de los países, lo cual es muy difícil de lograr y segundo, de deben definir claramente quiénes serían los agentes que canalizarían dicha ayuda hacia las familias. Personalmente creo
que Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) de gran reputación podrían contribuir a construir este puente”.
Fuente: DIRECCIóN GENERAL DE COMUNICACIONES / Universidad Santa María - 05/09/2011